viernes, 15 de marzo de 2013

Lo que tienes que saber sobre tu popó

 
¡Espera! no jales la cadena, antes observa lo que hay ahí. ¡Sí! dentro del retrete.
A diferencia de la mayoría de los animales, las heces son algo que tenemos en el olvido. Nuestro principal interés es sacarlas de nuestro cuerpo y hacerlas desaparecer sin dejar huella alguna.

Muchas veces se nos colorean las mejillas cuando nos hacen alguna broma o algún comentario acerca de “la popó”, pero observarla y conocerla, puede ser muy inteligente de tu parte.

El excremento, heces o material fecal son ni más ni menos que desperdicios de consistencia sólida o líquida, resultado del proceso digestivo. Más fácil, son los restos de los alimentos no absorbidos por nuestro organismo.
 
La mayoría de las personas las llamamos caca, popó, excremento.  En algunos países tienen formas particulares de decirlas. En Argentina se acostumbra decir sorete, soretin o garco. En Guatemala popis o cerote. Pupú en Venezuela, Ecuador, Honduras y Perú. Excreta en Puerto Rico. Zurullo, mojón y plasta en España.
 
La privacidad sanitaria es algo tan íntimo del ser humano como natural. Observar lo que defecamos nos puede llevar a saber qué pasa en el interior de nuestro cuerpo, hasta darnos un buen “toque” para cuidar nuestra salud. Todo tiene una razón de ser. Es por eso que si atiendes lo siguiente conocerás mejor las reacciones de tu cuerpo.

CONSISTENCIA DE LA HECES:

Pesadas como las piedras o bolitas difíciles de evacuar: Falta de fibra y agua, provocando estreñimiento y diverticulitis.

Flotantes: Implica una incorrecta absorción de las grasas de los alimentos que ingerimos.

Duras y secas:  Es debido a la falta de movilidad intestinal y un claro signo de deshidratación, falta de fibra y una vida sedentaria.

Como agua: Seguramente padeces infección intestinal.

COLOR DE LAS HECES:

Negro: La toma de suplementos de hierro que llevan sulfato ferroso,  puede provocar esta coloración, ya que el cuerpo no la absorbe terminando en las heces. O bien, está habiendo un sangrado estomacal y/o del intestino delgado. Cuida el consumo de carnes rojas.

Marrón o café oscuro: La materia fecal ha permanecido más de lo debido en el tracto digestivo. El exceso de sal y falta de vegetales provocan esta coloración.

Café claro: La absorción es ineficaz en cuanto a los nutrientes.

Amarillo pálido o blanquecino: Ojo, puede indicar problemas hepáticos y/o biliares, así como Giardia, enfermedad fuerte y contagiosa, provocando continuos episodios de diarrea. Si eres fan de de los antiácidos de hidróxido de aluminio, este será tu color.

Verdoso: La materia fecal ha pasado rápidamente por el intestino. También puede ser provocado por la toma de antibióticos. Síntoma de la enfermedad de Crohn que inflama el tracto digestivo.

Dorado-amarillento: Las heces han pasado muy rápido por el intestino como es en el caso de los bebés.

Blancas o recubiertas por moco: Son síntoma de parásitos intestinales.

Grisáceas: El conducto de bilis está obstruido, el páncreas no funciona correctamente o mala absorción de grasas.

Rojo: Si hay sangrado fresco, es síntoma de fisuras o hemorroides. Si el color es rojo oscuro, atiéndete inmediatame, puede ser síntoma de sangrado del intestino grueso que puede terminar en cáncer de colon. 

La consistencia normal de la materia fecal debe de ser suave pero firme, con una delicada forma de “S”, y un olor que sea soportable para cualquier humano.

Los profesionales de la salud sugieren que se debe de evacuar por lo menos una vez al día, siendo lo más sano, dos o tres veces, dependiendo de cada organismo.
Si bien es cierto, muchos alimentos, enfermedades y medicamentos pueden influir en la consistencia y color de nuestra popó, no olvides que un buen ejercicio es observar todos los días qué resultado tenemos para conocer cómo somos normalmente.

Ahora sí, ya puedes jalarle a la cadeana ¡No olvides lavarte las manos con agua y jabón!




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