miércoles, 13 de marzo de 2013

¿Hablas solo? ¡Bien por ti!

 
Conoce las ventajas de dialogar contigo mismo
Seguro te ha pasado que antes de salir de casa no encuentras las llaves, el celular, el bolso o la billetera. Inicias una búsqueda desesperada porque el tiempo lo tienes encima. Recorres rápidamente con la mirada, mueves unas cuantas cosas, hasta empiezas a nombrar repetidamente al objeto de tu aflicción como si fuera un llamado. De repente, descubres que está debajo de un cojín o recuerdas que está sobre el refrigerador.
Nunca imaginarías que nombrarlo en voz alta aumentó tu eficiencia y velocidad de búsqueda y es que, según estudios realizados por las universidades de Wisconsin y Pennsylvania, hablar con uno mismo mejora el proceso de búsqueda visual.  Esto significa que si escuchamos la palabra “libro”, nuestro sistema visual se volverá más sensible y detectará con mayor facilidad los libros que se encuentren a nuestro alrededor.
Esta habla auto dirigida es común observarla en los niños cuando realizan alguna tarea que se les complique tal como es amarrarse las agujetas o resolver operaciones matemáticas. El soliloquio tiene la útil función de guiar nuestra conducta, y en el caso de los niños, esta práctica forma parte del desarrollo cognitivo que permite vincular los pensamientos con las acciones.
En los años 50 casi cualquier cosa era relacionada con trastornos mentales, y el soliloquio no fue la excepción. Fueron en estas épocas cuando surgió la mala concepción del diálogo personal, lo que llevó a que su práctica fuera mal vista y considerada un tabú. Sin embargo, los tiempos cambian e investigaciones nos indican que hablar con uno mismo nos beneficia y es una sana costumbre que debe de continuar.
Quién no ha tratado de memorizar un número telefónico o la lista de las compras del supermercado repitiendo en voz alta constantemente cada unos de los elementos. Estudios advierten que hablar con uno mismo nos ayuda a almacenar información nueva, esto indica que el lenguaje, además de ser una herramienta para la comunicación, mejora los procesos cognitivos.
Por otro lado, nadie nos entiende mejor que nosotros mismos. Hablar solos nos ayuda a aterrizar nuestras ideas, organizarlas y plantearnos un objetivo,  desahogar sentimientos y emociones. De ninguna forma es un síntoma de soledad, simplemente es exteriorizar lo que traemos dentro y que probablemente no nos atreveríamos a expresar a alguien más.
Los expertos en salud mental afirman que el soliloquio puede ser frecuente en personas con personalidad extrovertida debido a la necesidad de estimulación sensorial, y de esa forma llegan a un equilibrio personal. Mientras tanto, aquellos con personalidad introvertida tienden a buscar el silencio y  realizar sus reflexiones internamente.
Personalidades como Albert Einstein y Woody Allen, son conocidos no sólo por su aporte al mundo con su talento y genialidad, sino por poseer una personalidad peculiar donde el hablar consigo mismo era y aún es (para Allen) parte de su proceso creativo.
Un viejo chiste dice que hablar solo es la única forma de asegurar una conversación inteligente, así que no hay que asustarse si nos sorprendemos en una conversación cerrada frente al espejo o cuestionándonos sobre cierto asunto mientras lavamos los platos o estacionamos el coche.

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