José Manuel Peñalver. Obsesión. |
Por: Acuaria Fischer
El
mundo interior femenino es un universo caótico lleno de altibajos emocionales y
cambios físicos constantes. Ser mujer exige mucho autocontrol para mantenerse “estable”
y pasar como “normal” en el mundo exterior.
Todas
las mujeres vivimos regidas por un ciclo que obedece a un sistema hormonal que
nos hace cambiar cada semana. No es casualidad que en un mes tengas cuatro
personalidades y aún así tengas que mantener íntegra la personalidad dominante
que te define.
Sin
importar lo que quieras hacer de tu vida, la naturaleza no se olvida de que
eres chica, por tanto, te hará un recordatorio constante y en particular cada
mes de que tu cuerpo, tu hermoso cuerpo, puede gestar bebés. Por ello los
cambios de humores, los dolores físicos, el cambio de actitud y ese sentimiento
maternal que, aunque digas que no quieres tener hijos, no puedes escapar de
sentir ternura. No sólo te enternecerás con los niños pequeños, fíjate cómo
cuidas a tu mascota. Cualquier cachorrito te derrite al grado de decir en voz
alta ¡Mi vida, está lindísimo, lo amo! La maternidad está incrustada en tu genética. Una prueba más es la forma en que
tratas a tu hombre, te apuesto que su apodo cariñoso está en diminutivo:
pollito, cosita, chaparrito, gordito.
Esa
es la parte “tierna”, ¿qué sucede con el lado oscuro de esa chica “estable” y “ordenada”
que hace una lista para cubrir todos sus pendientes del día?
Semana 1. La de la mala suerte
Te
levantas un día y descubres que el despertador no sonó y ya vas atrasada al
trabajo. Tu cabello, que ayer te hizo quedar muy bien, hoy es un desastre en sí
mismo. Está graso y tiene su propia personalidad y se ha declarado tu enemigo.
Eres torpe, todo se te cae de las manos y no puede faltar que la taza de café
se te resbale y ensucie la única blusa blanca que te quedaba limpia. Un
dolorcito en la parte baja de la espalda empieza a ser constante, le seguirá un
agudo dolor de cabeza y la sensación de que el mundo está en tu contra. Y eso
que todavía no llegas al trabajo. Te sientes menos atractiva y, ¿qué crees? Lo
eres, ante los varones segregas un olor que dice que en este momento no eres fértil.
Triste, pero cierto.
Semana 2. La que sangra y no se muere
Lo
primero que haces al sonar el despertador es meterte a la ducha y asearte. Tienes
que escoger con mayor cuidado tu ropa debido a que estás un poco inflamada,
quizá con algo de acné y tus senos algo sensibles al encaje. Tu temperatura
corporal sube y probablemente comas cosas dulces o saladas sin detenerte. ¡Cuidado!
Tu carácter se encuentra en la cuerda floja y pobre de aquél que te diga que tu
humor alterado se debe a que andas en tus días, porque no llegará vivo a su cubículo
y tú estallarás en llanto sin causa aparente, aunque dentro de ti todo tenga
sentido.
Semana 3. La espiritual
La
paz. No más tampones ni dolorcitos picantes en el abdomen. Llega una resignación
agradable. Disfrutas de tu cuerpo, de la sensación de bienestar y al momento de
ir al armario te vistes algo recatada, con colores claros y maquillaje natural.
No te interesa el sexo y te molesta el tema. Ves a tus compañeras, las que
traen escote, como unas cualquieras ofrecidas. Estás en contacto con tu
maravilloso mundo de paz y armonía asexuada. Te das cuenta de que el mundo es
superficial y vano. Las revistas venden sexo, belleza y exigen mucho a las mujeres
para verse fantásticas, pero tú estás fuera de todo mal. Esta fase no durará
mucho, sigue la ovulación.
Semana 4. Sexy cazadora
Esta
nena está lista para cazar. Maquillaje cargado, ropa entallada, buen humor y
todos los hombres te parecen atractivos. Tienes energía para un maratón y no te
cansas de ver lo guapa que te ves frente al espejo. ¡Sexo, sexo sexo! Pongas lo
que te pongas lucirás radiante y tu pegue estará al máximo, es momento de poner
celoso a tu chico. Pero cuidado, esta semanita es tramposa, la naturaleza te
dota de las hormonas necesarias para segregar sex appeal por donde tus tacones pasen, ¿sabes por qué? ¡Porque
quiere que seas madre!
Ahí
está, cuatro personalidades en un mes. Nuestro mundo femenino, como puedes ver,
es algo caótico, pero ahí radica su maravilla. Vivimos en dos tiempos, el
calendario del mundo y tu propio calendario. Puedes ser lo que tú quieras,
siempre en movimiento, siempre cambiante y desafiante. Comprende tu ciclo
menstrual y anota cada sensación que tengas, aprenderás mucho de ti misma. Úsalo a tu favor, detecta bien tus facetas y juega con ellas, te aseguro que a tu chico le encantará y a ti también.
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