Por: Acuaria Fischer
Pintamos el rostro, arreglamos el
cabello y nos miramos de arriba a abajo frente al espejo antes de salir y
mostrar nuestra imagen al mundo. Somos “pacientes” al escoger el calzado y los
accesorios y es ahí, en los accesorios, cuando brindamos una minúscula atención
a nuestras orejas.
Las orejas femeninas difícilmente
han sido del todo reconocidas en la anatomía amatoria; los hombres aprecian las
curvas, los ojos y hasta la piel, pero rara vez se escuchará a alguno decir: -¡Qué
mujer! Tiene las orejas más hermosas-. Las pobres orejas, si reciben algún tipo
de atención de su portadora, será para mutilarlas (hacerlas más chicas) o
perforarlas y de paso, esconderlas debajo del cabello. Ninguna mujer recoge su
melena para presumir exclusivamente sus orejas.
Es cierto que las curvas, como
las caderas, la cintura y los senos tienen un propósito erótico. La mirada y
las mejillas una intención psicológica. La nariz proyecta carácter. La boca, la
sugestión de lo que hay más abajo y así nos podemos ir con cada parte del cuerpo,
pero, si lo pensamos, las orejas quedan excluidas, pareciera que su único
propósito es escuchar. Estudios recientes del comportamiento sexual revelaron
que las orejas no sólo están para oír, durante la excitación, los lóbulos se
hinchan y se llenan de sangre, lo que las hace en extremo sensibles al tacto y
al gusto.
Algunas mujeres afirman que el clítoris
está en las orejas, según la metáfora, se daba la interpretación de que todo
acto sexual inicia con palabras "dulces", pero con los datos revelados
recientemente y aportaciones de Alfred Kinsey, uno de los pioneros del estudio
sexual humano, este tropo retórico podría tener otro significado; pues chupar, besar,
incluso morder los lóbulos durante las relaciones sexuales puede desencadenar
en orgasmo.
La mujer ha sido objeto de
símbolos en el transcurso de la historia, y sus orejas han participado en múltiples interpretaciones, por ejemplo, al tener un “hoyuelo” en su centro
inevitablemente ha sido comparado con los genitales femeninos, por ello, en
algunas culturas, la mutilación de las orejas sustituía la ablación de la
mujer.
En el antiguo Egipto, la mujer
adúltera era castigada cortándole las orejas con un cuchillo afilado, mientras
que en tribus africanas, una mujer llevará largos pendientes para mostrar a su
sociedad que es una mujer casada y por ende respetable, cuando el marido muera,
hasta ese entonces podrá quitarse los accesorios, que incluso llegan a pesar un
kilo cada uno. La mitología habla también de las orejas, se dice que Karna,
hijo del dios hindú del Sol, Surya, nació de este órgano. Buda también
nació de la oreja de su madre, manteniéndose virgen durante su concepción.
¿Será similar con la Virgen María?
Otra representación que tienen
las orejas es que en ellas se puede leer la sabiduría. Un hombre, leyeron bien, mas no la mujer, con lóbulos
largos, tiene un conocimiento ancestral. ¿Ya vieron las orejas de Buda?
En la modernidad occidental, las
orejas han sido objetivo de perforaciones sin control y su sensibilidad como
un órgano que también puede recibir placer ha quedado prácticamente en el
olvido.
Quítense los pendientes y
díganle a su pareja que les dé un rico masaje de orejas, en una de esas y
encuentran sensaciones que quizá no conocían.
Nota: Las presentes imágenes se obtuvieron de la red. Si el autor de
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