miércoles, 30 de julio de 2014

Las venus amorosas

 

Por: Flor Khaleesi

Tener sexo, hacer el amor, fornicar, darse un revolcón ¿cuál es la diferencia? Como lo quieras llamar, es evidente que nuestra cultura, desprendiéndola desde una perspectiva geográfica y colocándola en una línea del tiempo, ha favorecido y seguirá favoreciendo la posición de los varones en casi todos los ámbitos de la vida, la sexual no se queda atrás.

Padres de familia cuidan a sus hijas para que posterguen su primer contacto sexual y lleguen puras a la vida marital. Custodiarán la virginidad de sus “bebés adolescentes” aunque éstas se esfuercen por proyectar su recién desarrollada figura para romper esa pequeña membrana y obtener el título de “mujer”.

Caso contrario, cuando se tiene un varón en la familia, el orgulloso padre querrá confirmar su hombría en cuanto el puberto presente bozo, esa pelusilla que parece suciedad sobre el labio y que indica que se está convirtiendo en hombre. Mientras, la madre intentará castigar los instintos reproductivos de su niño al prohibirle que se manosee, el padre no vacilará en llevarlo a un lugar de la vida galante para que una experta confirme su heterosexualidad. No importa quién sea o cómo se vea, todas suman.

No todos los casos son tan extremos, hay familias que otorgan libertad sexual a sus hijos e hijas bajo una cultura de sexo seguro. A pesar de esto, las mujeres rara vez podrán alardear de sus aventuras amorosas sin restar puntos. Para el colectivo popular hay dos tipos de putas; las que cobran y las que, sin restricción social, gozan activamente su sexualidad sin percibir precio alguno. Éstas últimas son las peores.

Sin embargo no todo es color azul, el mundo también tiene tonalidades rosas. Imaginar un lugar en donde los padres promuevan la sexualidad de sus hijas y construyan un espacio para que ellas puedan vivir su sexualidad libremente puede parecer un tabú. En el Reino de Camboya, país ubicado en la península Indochina, exótico no sólo por su riqueza natural, sino también por ser madre de una tribu con una tradición bastante particular: los kreung.

En esta tribu, cuando las hijas alcanzan la edad de la adolescencia, los padres les construyen una choza del amor. Son pequeños refugios individuales, a los alrededores de sus casas, en donde las adolescentes puede pasar gran parte del día y noche con diferentes chicos hasta que encuentren el verdadero amor y casarse. El objetivo es fomentar relaciones duraderas y amorosas. Y aunque parece una idea descabellada, esta tribu tiene una tasa nula de divorcios y de violaciones.

Mientras tanto, en un país en desarrollo como México, en 2012, por cada 100 matrimonios se presentaron 17 divorcios (INEGI – Instituto Nacional de Estadística y Geografía ) y cada 4.6 minutos se comete una violación sexual (CNNMéxico).

Comparando estos datos con las tasas cero de la tribu Kreung, tal vez debemos empezar a considerar que una cultura machista no está funcionando. ¿Recomendaciones?

miércoles, 16 de julio de 2014

Efecto Mandela


Por: Acuaria Fisher


Con el número 466/64 que portó por más de 17 años como prisionero en Isla Roben, un premio Nobel de la paz en 1995, más de 20 condecoraciones internacionales y por lo menos cuatro películas inspiradas en su persona, sin mencionar los incontables libros basados en su vida, Nelson Mandela, quien siguiera la filosofía de Gandhi, es hoy en día una de las figuras más emblemáticas e inspiradoras de la historia moderna.

De sangre real desde su nacimiento al ser nieto de un rey de la tribu xhosa, Nelson Mandela renunció a su derecho hereditario de ser jefe de la tribu para estudiar Derecho en la Universidad de Witwatersrand, donde había pocos lugares para la gente de color.

Con una realidad que discriminaba a la piel negra y donde la minoría blanca tenía el control absoluto de su país bajo el apartheid (1944), que era la separación jurídica en que la raza blanca dominaba sobre el resto de la población, dejando a la gran mayoría relegada y fuera de estructura constitucional, Nelson Mandela se convirtió de a poco en un líder que luchó por los movimientos en contra de este sistema de segregación racial, ideal que le costó ser privado de su libertad por más de 27 años en tres cárceles distintas.

Nació en Umtata, Transkei, una comunidad con apenas 300 habitantes en 1918 y murió en la capital sudafricana, Johannesburgo, en 2013. Su historia política difícilmente puede separase de su historia personal, dado que la búsqueda de sus derechos como ciudadano se fusionaban en su quehacer cívico para lograr la equidad de razas.

En 1944, Mandela ingresa en el Congreso Nacional Africano (CNA), un movimiento clandestino de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. No tardó en convertirse en un líder dominante cuya ideología rezaba un nacionalismo africano, antirracista y antiimperialista.

Si bien la falta de estrategia política, el CNA era visto en el mundo y en el mismo país como un grupo de pandilleros terroristas que tenían como objetivo sólo causar disturbios, por lo que la milicia constantemente tenía enfrentamientos con los afiliados al congreso y Mandela, al ser su líder, empezó su constante entrada y salida de prisión.

Si bien Nelson Mandela nunca fue un “negro” más sin educación, en 1953 junto con un socio abrió un bufete en Johannesburgo. Este bufete tenía como característica principal ser dirigido por negros y proporcionaban, a un bajo costo, consejo jurídico a muchos negros que necesitaban representación legal. Pero el despacho fue clausurado por las autoridades y Mandela fue enviado a prisión en 1956 acusado de traición contra el Estado. Al no probase los cargos, fue liberado en 1961.

La lucha contra el apartheid seguía y la resistencia de los blancos no se doblaba ante las peticiones de justicia de los de color. Mandela había sido apresado nuevamente, pero esta vez tardaría 27 años en alcanzar su libertad. En 1984 el gobierno le ofrece la libertad a cambio de establecerse en un régimen donde la independencia era pura ficción. Ante el rechazo, su esposa Winnie dio continuidad a la lucha de Mandela.

Los años pasaron y finalmente, en 1991 el apartheid finalizó tras diversas negociaciones en las que se encontraba que la población negra obtuviera derechos civiles y políticos. Como broche de oro, Nelson Mandela, quien era ya considerado una leyenda viviente, es elegido presidente de la República de Sudáfrica en 1994, siendo el primer presidente negro del país. De sus primeros quehaceres, fue impulsar una nueva constitución para el país.

Una vez terminada su estadía en la presidencia, Mandela optó por el retiro de la vida política, sin embargo, apoyó a sus compatriotas en 2010, durante las ceremonias del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, donde fue visto en público y con su característica templanza.

Nelson Mandela es una de las figuras más vivas de la historia. Su carisma, su carácter apacible, su sabiduría y su lucha, lo convierten en un ícono de libertad y justicia.




miércoles, 2 de julio de 2014

De la emancipación al patrimonio cultural



Fuente: http://mundimap.blogspot.mx/2013_05_01_archive.html

Por Violeta Ese

El carácter histórico, que recubre el solo concepto de patrimonio cultural, está estrechamente ligado a los siglos XIX y XX, siglos en los que se estructuró, en su gran parte, el mapa global que hoy conocemos debido al surgimiento de nuevas naciones como consecuencia de la independencia de colonias latinoamericanas y africanas, la desintegración de Yugoslavia, el desmembramiento de la Unión Soviética y muchos otros sucesos de emancipación.

Esas nuevas naciones no sólo tendrían entre manos proyectos territoriales, políticos, económicos y sociales, sino también proyectos culturales y de identidad, los cuales serían necesarios para la legitimación de una nacionalidad. Esta identidad nacional tendría como discurso fundante la reivindicación de un pasado y de una comunidad de lengua, cultura y valores en común. Con esto, surgiría la necesidad de conservar el patrimonio cultural histórico.

Sin embargo, no es hasta 1945 que este concepto toma un importante papel al formar parte del plano internacional tras la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), organismo especializado de las Naciones Unidas cuya misión es contribuir a la consolidación de la paz, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible y el diálogo mediante la educación, las ciencias, la comunicación y la información, y uno de sus objetivos primordiales es promover la diversidad cultural y el diálogo intercultural.

En el origen de la definición de patrimonio cultural subyacen el interés de las naciones por establecer una normatividad internacional que permita tanto la protección como la recuperación de sus bienes culturales y un creciente interés interno por hacer compatibles las necesidades del desarrollo y modernización con las de conservación y protección de los bienes culturales. Ahora bien, México fue uno de los veinte países que firmaron y ratificaron la creación de la UNESCO y, aunado a esto, igualmente México ha firmado los instrumentos internacionales creados por este organismo.

Al hablar de patrimonio cultural, nos referimos a un concepto subjetivo, ya que depende del valor que la sociedad le atribuyen a los bienes, los cuales pueden ser bienes inmuebles como monumentos, edificios, sitios arqueológicos; elementos naturales como montanas, ríos o grutas; y bienes muebles, como obras de arte, piezas arqueológicas y objetos de la vida cotidiana. Sin embargo, todos estos elementos son tan solo una categoría del patrimonio cultural, es decir, dada su naturaleza, forman parte del patrimonio cultural material.

Por otro lado, tenemos al patrimonio cultural inmaterial, el cual se conforma de las tradiciones o las expresiones vivas que se han heredado de generación en generación, como son las artes del espectáculo, los usos sociales, los rituales, los actos festivos, los conocimientos de practicas relativas a la naturaleza y el universo, los saberes vinculados a la artesanía tradicional y las tradiciones orales.

Estos elementos cambian y evolucionan constantemente, y son enriquecidos por cada nueva generación, sin embargo, la globalización y la homogeneización amenazan al patrimonio cultural inmaterial con quedar relegado en el pasado. Atendiendo a esta urgente necesidad de conservación, la UNESCO celebró la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial el 17 de octubre de 2003.

México, al firmar y ratificar la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, no sólo reitera su interés por la protección y conservación del patrimonio cultural inmaterial, sino que se proclama proclama como uno de sus fieles guardianes.


Nota: Las presentes imágenes se obtuvieron de la red. Si el autor de algunas de éstas fotografías está en desacuerdo con el uso que provee en el blog, favor de anunciar su petición para ser removidas de inmediato. Enviar solicitud a melissa.limon@interpress.com.mx