Por Flor Khaleesi
Brasil es un maravilloso y codiciado paraíso tropical que se
ha convertido en objeto de deseo turístico y empresarial durante los últimos
años. Posee fecunda vida cultural y una envidiable gastronomía, su mística
naturaleza, el dinamismo de su comercio y la belleza de su exótico mestizaje lo
han colocado como uno de los principales destinos internacionales de
Latinoamérica, precedido por México y Argentina.
Como país que dará casa al Mundial 2014 y a las Olimpiadas
del 2016, el Portugal de América ha
invertido exorbitantes recursos para albergar a millones
de turistas que desean presenciar el magno evento futbolístico, sin embargo,
las malas noticias se esparcen como el
fuego sacando a la luz gran cantidad de problemas que ponen en tela de juicio
su gran economía.
A pesar de que Brasil tuvo siete años para construir la
infraestructura prometida (13 aeropuertos, trenes subterráneos y modernas carreteras), no ha logrado terminar los doce estadios
de fútbol donde se efectuarán las rondas deportivas. Una de las grandes preocupaciones que la Federación
Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) ha expuesto, por palabras del
director de Marketing, Thierry Weil, es que no saben exactamente la cantidad de
asientos que habrá en cada estadio y, en especial, que la Arena Corinthians,
donde se dará el partido inaugural entre Brasil y Croacia, está inconclusa.
No sólo se ha cancelado o retrasado la construcción de
sistemas de trenes subterráneos y monorrieles, pistas de aterrizaje o
terminales internacionales, sino que también han salido a la luz los graves
problemas de corrupción y desigualdad social.
Muchos se preguntan si los brasileños están en contra de
estos magnos eventos y por qué. La respuesta es sí. Protestan porque su país
está realizando una colosal inversión en estadios que en un futuro no tendrán
sentido. Algunos de los lemas presentes en las manifestaciones son “sin salud,
no hay mundial” y "no es por los centavos, es por los derechos",
lemas que dejan a flor de piel el sentimiento de indignación de la población.
La ira por la gran cantidad de recursos invertidos para los eventos
crece con los altos índices de analfabetismo, desnutrición y pobreza. Las obras
de construcción superan los 2,700 millones de euros cuando estaban
presupuestadas en 800 millones y se calcula ascenderán hasta 10,000 millones.
El periodista
danés Mikkel Jensen, tras años de prepararse para el mundial, expuso su
indignación en las redes sociales al ver la otra cara de Brasil que, al
parecer, está desapareciendo y masacrando a niños de las calles para presentar
una falsa imagen de desarrollo. Inclusive, el
instrumentista y cantautor brasileño, Edu Krieger, lanzó una polémica canción llamada
“Lo siento Neymar”, donde explica
en un ritmo melancólico porqué esta en contra de la celebración del mundial.
Si ya estás listo para viajar y tienes tus boletos en mano
para vivir la pasión del mundial, tal vez deberías pensar un poco más qué hay
tras bambalinas, porque esto, es sólo una probadita de la catástrofe Mundial
Brasil 2014.
Nota: Las presentes imágenes se obtuvieron de la red. Si el autor de algunas de éstas fotografías está en desacuerdo con el uso que provee en el blog, favor de anunciar su petición para ser removidas de inmediato. Enviar solicitud a melissa.limon@interpress.com.mx
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