Mostrando las entradas con la etiqueta hombres. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta hombres. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de junio de 2014

¡Ni que estuvieras tan buena!



Por Acuaria Fischer

“¿De qué juguetería te escapaste, muñeca?”; “Con esa torta, ni frijoles pido”; “Mira no más, tanta carne y yo chimuelo” y muchas expresiones más, son los “piropos” que reciben las mujeres en su día a día camino a la escuela, trabajo o cualquier otra actividad que tengan que realizar fuera de casa.

El piropo es visto como parte de la picardía mexicana y aceptado socialmente como patrimonio cultural. En trasfondo, es una agresión verbal con insinuaciones sexuales no solicitadas u opiniones no pedidas sobre el cuerpo femenino. Si bien son sólo palabras de paso, es el primer acercamiento pasivo vinculado con la violencia sexual.

El acoso sexual laboral es un problema social que crece día a día. Es definido como cualquier tipo de acercamiento o presión de naturaleza sexual tanto física como verbal, no deseada por quien la sufre, que surge de la relación de empleo y da por resultado un ambiente de trabajo hostil, un impedimento para hacer las tareas o un condicionamiento de las oportunidades.

Si bien México se caracteriza por ser un país pícaro, también es cierto que el machismo es quien promueve esta conducta al acosador, que se ve a sí mismo como un “productor dominante” y considera a la mujer una “reproductora sumisa”, dice la escritora María José Lubertino, quien además agrega que el acosador cree que tiene el poder sobre los espacios donde la mujer se desenvuelve, lo que le da la “autoridad” de violar su libertad, autonomía, integridad y la seguridad de su cuerpo sexual.

Los acosadores sexuales laborales suelen ser varones mayores de 40 años, casados, con hijos y con una vida sexual poco satisfactoria, tienen necesidades de autoafirmación y control y casi siempre poseen un cargo superior al de su víctima, por su cargo laboral es más común que el acoso se presente de forma vertical, ya que su poder le permite tomar ventaja hacia sus subordinados.

El acoso incurre desde hostigamiento leve y verbal, chistes, comentarios y conversaciones de tipo sexual, piropos que van subiendo de tono, miradas lascivas, gestos obscenos, hasta llegar a grados como irrumpir en la intimidad de la atacada con llamadas, cartas, mails, presiones para salir sin ninguna relación laboral, toqueteos con intenciones eróticas hasta forzar a la víctima a tener relaciones sexuales.

Los grupos más vulnerables de sufrir acoso son aquéllos cuyo ambiente de trabajo es desprotegido y pertenecen a profesiones con costumbres y horarios atípicos como trabajadoras domésticas, meseras, azafatas, periodistas y actrices. Sin embargo, es bastante común escuchar en las charlas entre amigas historias de jefes raboverde en profesiones administrativas, de diseño, de relaciones públicas y mucho más.


Para denunciar el acoso sexual en el trabajo, las opciones son presentar una demanda ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, también se puede presentar una denuncia de hechos al Ministerio Público o realizar una demanda civil por daño moral. Aquí lo interesante es atreverse. Por cultura el acoso no es visto como un delito, sino como una cruz que se debe pagar por haber nacido mujer y “provocar” al hombre por tan sólo usar perfume.


Suficiente tienen las féminas con esquivar piropos y miradas obscenas en la calle, donde el que piropea se siente animoso porque sabe que la víctima no se va a defender dado que se encuentra en una situación expuesta ante otros observadores, y si lo hace, pagará caro el descaro de enfrentarse, pues como muchas lo han experimentado, el tipo contestará con una ofensa aún peor al piropo original. ¡Ni que estuvieras tan buena!

Nota: Las presentes imágenes se obtuvieron de la red. Si el autor de algunas de éstas fotografías está en desacuerdo con el uso que provee en el blog, favor de anunciar su petición para ser removidas de inmediato. Enviar solicitud a melissa.limon@interpress.com.mx

miércoles, 17 de julio de 2013

Lo que ellas quieren y no dicen


Por: Flor Khaleesi


Hasta hace apenas unas décadas, las funciones del hombre y la mujer estaban muy bien definidas, pero también limitadas; ella se dedicaba a las labores del hogar, mientras él trabajaba todo el día para llegar a casa y ser atendido por su esposa; aquella esposa calmada y obediente siempre preparada para entregar su cuerpo ante el inminente instinto de su macho, cuyo “único” interés era procrear descendencia con la mujer que eligió como madre de sus hijos. 
/
Evidentemente, el sexo de antaño era algo fácil para el hombre, no había que preguntar ni esforzarse por dejar a la hembra satisfecha, su satisfacción no existía, hasta que llegó la revolución sexual.
 /
A partir de 1950,  la liberación o revolución sexual hizo evidente las necesidades de las mujeres, quienes se atrevieron a tomar el control de su cuerpo y sexualidad. Reclamaban el placer que se les había negado ancestralmente.
/
Pero, ¿qué pasa con el hombre? Simplemente no entiende esta liberación combinada con libertinaje y no siempre sabe interpretar lo que su ansiosa fémina desea recibir de él.
Por difícil que sea aceptarlo, el sexo no es todo en la vida, pero casi todo gira alrededor de él. Muchas de las exigencias de ellas son simples, esperarán ávidas una estimulación que vaya más allá de los genitales masculinos, pero nunca esperes que te lo digan, la clave está en adivinar.
Si buscas tener una dama rebosante de buen humor y que no tenga un "pero" en la boca, tendrás algo de tarea que hacer:
 
Aprovecha la tecnología y sé picante. Envíale un mensaje subidito de tono recordándole lo sensual que se veía en la última ocasión en que tuvo la iniciativa y lo cachondo que te puso. Lograrás que te busque con mayor frecuencia y con más ideas que te pondrán a tu máximo potencial. 
/
Sorpréndela. ¿A quién no le gustan las sorpresas? Tratándose de mujeres, puede ser solución a casi cualquier problema y no necesariamente implica hacer mucho trabajo o cubrir altos costos. Cáchala en la ducha, es un momento ideal ya que se encuentra totalmente desnuda y relajada. Compartirán un momento íntimo y sensual, además de dar variedad a la vida sexual. De esta manera, ella sentirá que despierta tus deseos en cualquier momento y situación.
/
Juega en momentos poco apropiados. Hay momentos que parecen estar exentos de provocar deseo, sin embargo, pueden ser la ocasión perfecta para decirle que te encanta su cuerpo. Por ejemplo, cuando tu chica esté en una llamada telefónica, llénala de suaves besos en su cuello y baja lentamente hasta la excitante parte del escote. Tus manos pueden hacer un excelente trabajo al tocar lentamente el contorno de sus muslos. Cuando esté hablando con alguno de sus padres, esta situación se tornará más caliente.
/
Enfócate en la satisfacción. Se cree equivocadamente que la penetración es el punto más alto de una relación sexual, y puede serlo, pero para los hombres, no así para las mujeres. Siete de cada diez mujeres necesitan estimulación en el clítoris para llegar al orgasmo, pero hay muchos otros puntos que la harán estallar. Recorrer todo su cuerpo con tus manos, chupar sus senos y espalda lograrán que su cuerpo tenga sensaciones maravillosas al mismo tiempo, preparándola para el punto máximo de éxtasis al momento de la penetración. 
/
Las pelis porno se quedan cortas. Ver juntos una peli porno funciona para ambos e indudablemente terminarán en una situación donde la temperatura aumentará considerablemente y tendrán imágenes en la cabeza que querrán llevar a cabo. Recuerda, si desconfías en cómo responda ella ante desafiante propuesta, la clave está en no preguntar, sólo afirma lo que quieres hacer.
/
Nueve más uno igual a excelencia. Si realmente quieres ser un seductor de primer nivel, hay que estudiar un poquito, no todo es instinto. Los primeros dos centímetros de la vagina están dotados de mucha sensibilidad. Al momento de penetrar, céntrate en esta parte haciendo nueve penetraciones superficiales y por último una profunda. Lo primero que sentirás son las contracciones de su vagina sobre tu pene, lo cual te dejará muy alegre. O bien, el sexo oral le encantará, antes de contar 30 segundos, cambia tu lengua a la zona del clítoris e introduce tus dedos índice y medio para estimular los dos centímetros mágicos.
/
Escucha lo que dice. Una mujer siempre dirá lo que quiere, pero de forma indirecta. Si menciona que le gustó un conjunto de lencería es porque quiere que se lo compres, si dice que le encantaría un baño de burbujas en un jacuzzi, su principal deseo es que la lleves a un lugar con dichas cualidades. El primer beneficiado serás tú.

Ser un excelente amante no es cosa del otro mundo, sólo falta poner atención y atreverse a hacer un poco más. ¡Sácale jugo a la liberación sexual!

nota: Las presentes imágenes se obtuvieron de la red. Si el autor de algunas de éstas fotografías está en desacuerdo con el uso que provee en el blog, favor de anunciar su petición para ser removidas de inmediato. Enviar solicitud a melissa.limon@interpress.mx